Pero aún quedan algunos retos, como el de desarrollar LEDs blancos más eficientes y baratos.
LED es el acrónimo inglés de Diodos Emisores de Luz. Son dispositivos en estado sólido que generan luz de una manera diferente a otras fuentes de luz más habituales, como las bombillas incandescentes o las de bajo consumo. En este tipo de luminarias, una corriente continua de bajo voltaje circula a través de dos capas de material semiconductor. Este hecho deriva en la generación de fotones de luz.
Aunque no lo parezca, el primer LED se diseño en 1920 por el físico ruso Oleg Vladimirovich Losev. Sin embargo, no se desarrolló industrialmente hasta la década de los 60. En 1990, sólo estaban disponibles los LEDs de color rojo, verde y amarillo, lo que limitaba su uso. Aún así, sobre todo en su versión roja, la tecnología comenzó a popularizarse en mandos a distancia, electrodomésticos o como forma para transmitir datos de un móvil a otro, un desarrollo que ha quedado obsoleto con la entrada de la tecnología bluetooth.
¿Qué ventajas convierten a los LED en el futuro de la iluminación?
Según Greenpeace, la iluminación por LED promete una variedad de beneficios sobre otras fuentes de luz:
1. Mayor eficiencia, porque producen más luz por vatio que el resto de alternativas.
2. Duran más tiempo. Se estima que su vida útil puede alcanzar entre las 35.000 y las 50.000 horas, mientras que las lámparas compactas de bajo consumo llegan a las 15.00 horas.
3. Aportan un mayor control de distribución de la luz, a diferencia que otras fuentes de energía, que emiten luz hacia todas direcciones y, para dirigirla, debe ser reflejada.
4. Los LEDs emiten en la actualidad en múltiples colores. Lo cierto es que ofrecen una alternativa más eficiente que el uso de filtros de color junto con bombillas de bajo consumo. De hecho, el uso de LEDs en los semáforos urbanos es más que habitual.
5. Respuesta y control más rápidos. No necesitan calentarse para funcionar a pleno rendimiento, algo que sí ocurre con las bombillas fluorescentes de bajo consumo. Además se puede atenuarse.
6. Son resistentes. Al ser dispositivos de estado sólido, no son tan frágiles como las bombillas convencionales.
7. Gran variedad de temperaturas de operación y baja generación de calor. Los LEDs funcionan de forma muy eficiente a bajas temperaturas, a diferencia de las lámparas fluorescentes. Además, no emiten tanto calor como el resto de alternativas. Una bombilla incandescente, por ejemplo, sólo transforma en luz el 5% de la electricidad que consume. El resto desaparece en forma de calor.
8. No contienen mercurio. En opinión de los ecologistas, el principal escollo ambiental de las bombillas de bajo consumo es la utilización de este mineral en su fabricación. En la tecnología LED todavía no se han identificado riesgos toxicológicos equivalentes.
Como explican desde Greenpeace, las ventajas de los LEDs resultan mayores que sus desventajas. Aún así, la organización recuerda que existen desafíos técnicos que impiden su extensión a los hogares. Son tres: abaratar su coste, mejorar su potencia y optimizar su eficacia. ¿Cuál es la meta? Desarrollar LEDs que emitan luz blanca, la más utilizada en las casas, de forma barata y eficiente.
Hacia el ansiado blanco.
La invención de los LEDs azules y ultravioletas, a finales del siglo XX, abrió la puerta al desarrollo de los primeros LEDs blancos. Aunque su implantación en el mercado es cada vez mayor, se trata de una tecnología poco madura.
En la actualidad, los LEDS puede producir luz blanca combinando azul, verde y rojo o enviando luz coloreada a un filtro. Sin embargo, ambas soluciones incrementan el coste del dispositivo. Además, muchos no logran la luz natural que sí aportan las bombillas de bajo consumo.
Son muchos los esfuerzos para mejorar el rendimiento de los LEDs blancos. Recientemente, investigadores de la Academia de Ciencias China presentaron una lámpara LED diseñada a partir de materiales orgánicos (como el plástico), más baratos que los materiales semiconductores que se utilizan en esta tecnología. El nuevo diseño, asimismo, conseguía generar luz blanca por sí mismo, a través de una sola capa. El avance supone un paso más hacia su extensión en los hogares y, a juzgar por la velocidad en la que se ha sucedido el desarrollo de la tecnología, no queda tanto para que nuestras casas se iluminen con este nuevo material.